Amor a los libros (en físico), ¿algo que podría perderse en el futuro?, porque nada como los libros en papel...

 





La sombra del viento
Carlos Ruiz Zafón
Editorial Booket
575 paginas
Novela contemporánea, narrativa española
Edición 2013

"Un amanecer de 1945 un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: El cementerio de los Libros Olvidados. Allé, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambiará el rumbo de su vida y le arrastrará a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad.
La sombra del viento es un misterio literario ambientado en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, desde los últimos esplendores del Modernismo a las tinieblas de la posguerra. La Sombra del Viento mezcla técnicas de relato de intriga, de novela histórica y de comedia de costumbres pero es, sobre todo, una tragedia histórica de amor cuyo eco se proyecta a través del tiempo. Con gran fuerza narrativa, el autor entrelaza tramas y enigmas a modo de muñecas rusas en un inolvidable relato sobre los secretos del corazón y el embrujo de los libros, manteniendo la intriga hasta la última página."

Gratamente sorprendida desde la primera página me he devuelto a leer tan hermosa prosa. Ya voy llenando mi sección de comillas porque Carlos Ruiz escribe muy pero muy bonito. Empezando la trama me va quedando en segundo plano y me tiene enamorada de sus frases.

 Bajo cielos de ceniza y un sol de vapor.

..amparado en aquella sonrisa triste que le perseguía como una sombra por la vida.
 
Solo recuerdo que llovió todo el día y toda la noche, y cuando le pregunté a mi padre si el cielo lloraba, le faltó la voz para responderme. Seis años después la ausencia de mi madre la ausencia de mi madre era para mí todavía un espejismo, un silencio a gritos que aún no había aprendido a acallar con palabras.

Me crié entre libros, haciendo amigos invisibles en páginas que se deshacían en polvo y cuyo olor aún conservo en las manos.

No podía oír su voz o sentir su tacto, pero su luz y su calor ardían en cada rincón de aquella casa y yo, con la fe de los que todavía pueden contar sus años con los dedos de las manos, creía que si cerraba los ojos y le hablaba, ella podría oírme desde donde estuviese.

El corazón me batía en el pecho como si el alma quisiera abrirse camino y echar a correr escaleras abajo.

Nos miramos en la penumbra, buscando palabras que no existían.

—Hay cosas que sólo pueden verse entre tinieblas —insinuó mi padre blandiendo una sonrisa enigmática que probablemente había tomado prestada de algún tomo de Alejandro Dumas.

Las farolas de las Ramblas dibujaban una avenida de vapor, parpadeando al tiempo que la ciudad se desperezaba y se desprendía de su disfraz de acuarela.

Al llegar a la calle Arco del Teatro nos aventuramos camino del Raval bajo la arcada que prometía una bóveda de bruma azul.

más cicatriz que calle

La claridad del amanecer se filtraba desde balcones y cornisas en soplos de luz sesgada que no llegaban a rozar el suelo.

...plataformas y puentes que dejaban adivinar una gigantesca biblioteca de geometría imposible.

aquellos individuos aparecían como una cofradía secreta de alquimistas conspirando a espaldas del mundo.

Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.

Los minutos y las horas se deslizaron como un espejismo. 

Personajes que se me antojaron tan reales como el aire que respiraba me arrastraron en un túnel de aventura y misterio del que no quería escapar. Página a página, me dejé envolver por el sortilegio de la historia y su mundo hasta que el aliento del amanecer acarició mi ventana y mis ojos cansados se deslizaron por la última página. Me tendí en la penumbra azulada del alba con el libro sobre el pecho y escuché el rumor de la ciudad dormida goteando sobre los tejados salpicados de púrpura. El sueño y la fatiga llamaban a mi puerta, pero me resistí a rendirme. No quería perder el hechizo de la historia ni todavía decir adiós a sus personajes.

Un secreto vale lo que aquellos de quienes tenemos que guardarlo. 

decidí que las circunstancias aconsejaban lo que en las novelas de intriga policial se denominaba otro modus operandi.

Vivía perpetuamente adherido a una pipa apagada que desprendía efluvios de mercado persa y se describía a sí mismo como el último romántico.


—. Cómo va a haber trabajo? Si en este país no se jubila la gente ni después de muerta. Mire usted al Cid. Si es que no hay remedio.

El librero se inclinó hacia mí con tono confidencial y, por un instante, me pareció entrever en su mirada un cierto respeto que no había estado allí momentos atrás.

Aquel domingo, las nubes habían resbalado del cielo y las calles yacían sumergidas bajo una laguna de neblina ardiente que hacía sudar los termómetros en las paredes.

Barceló en el Ateneo con mi libro bajo el brazo y un lienzo de sudor en la frente. El Ateneo era —y aún es— uno de los muchos rincones de Barcelona donde el siglo XIX todavía no ha recibido noticias de su jubilación.

...invenciones como el teléfono, la prisa o el reloj de muñeca resultaban anacronismos futuristas.

...lectores adormecidos derritiéndose como cubitos de hielo sobre sus libros y diarios.

Parecía atrapada en ese estado de perpetua juventud reservado a los maniquíes en los escaparates de postín

No hay lenguas muertas, sino cerebros aletargados.

...derivando hacia la discusión de unos documentos encontrados en los sótanos de El Escorial que sugerían la posibilidad de que don Miguel de Cervantes no había sido sino el seudónimo literario de una velluda mujerona toledana.

El Ateneo era —y aún es— uno de los muchos rincones de Barcelona donde el siglo XIX todavía no ha recibido noticias de su jubilación.

La escalinata de piedra ascendía desde un patio palaciego hasta una retícula fantasmal de galerías y salones de lectura donde invenciones como el teléfono, la prisa o el reloj de muñeca resultaban anacronismos futuristas

...el espejo, decía siempre el padre de Clara, y menos con una guerra entre las cejas. El abogado era un buen lector de la historia y sabía que el futuro se leía en las calles, las factorías y los cuarteles con más claridad que en la prensa de la mañana.

Le mató la lealtad a gentes que, cuando les llegó la hora, le traicionaron.

Su idioma eran las texturas y los ecos, el color de las voces, el ritmo de los pasos

El texto de la sobrecubierta, pomposo y apolillado al gusto de la época, proclamaba en prosa prusiana 

..a quien se le ablandaba el corazón y el bolsillo ante las causas perdidas, decidió invertir medio franco y se llevó la novela del tal Carax junto con una edición exquisita del gran maestro, de quien se sentía heredero por reconocer, Gustave Flaubert.
... y el paisaje que se deslizaba como un mal sueño de los hermanos Lumiére tras las ventanas del tren.

...mi crimen, mi total y patética devoción por una mujer que me doblaba en edad, inteligencia y estatura, permanecería en la sombra

...le vendi un Fuenteovejuna firmado por Lope de Vega a bolígrafo, fíjate tú

Esa misma teoría me había expuesto en el colegio el padre Vicente, un jesuita veterano que tenía la mano rota para explicar todos los misterios del universo —desde el gramófono hasta el dolor de muelas— citando el Evangelio según san Mateo,

En mi mundo, la muerte era una mano anónima e incomprensible, un vendedor a domicilio que se llevaba madres, mendigos o vecinos nonagenarios como si se tratase de una lotería del infierno.

Al poco, mi padre se levantó y se refugió en su habitación, herido de silencio.

El aliento de la calle aleteaba en las cortinas.

..la otra acompañando al cigarro que tejía una telaraña de humo azul en torno a su perfil..

...una vaga expresión de legionario ..

Era muy de misa y devota de la virgen de Lourdes hasta el punto del delirio.

El aliento de los relámpagos se filtraba entre las comisuras del portón y salpicaba los contornos de los peldaños.

...sintiéndose más sabio cuanto más olvidaba

—Hombre, no le diría que no a una buena mariscada, pero yo me apunto a un bombardeo.

tácticas subrepticias

...porque en esta vida lo único que sienta cátedra es el prejuicio.

—El hombre, como buen simio, es animal social y en él priva el amiguismo, el nepotismo, el chanchullo y el comadreo como pauta intrínseca de conducta ética — argumentaba—. Es pura biología.

El señor Aguilar pertenecía a esa raza de mentes privilegiadas que siempre tienen razón.

...lánguidas miradas de desdén e indiferencia.

Yo le sonreía con esa cordialidad débil de los enemigos en tregua indefinida, pero apartaba los ojos rápidamente.

—El servicio militar sólo sirve para descubrir el porcentaje de cafres que cotiza en el censo —

Ejército, matrimonio, Iglesia y banca: los cuatro jinetes del Apocalipsis. Sí, sí, ríase usted. 

...la sonrisa florentina estampada en el rostro y los ojos impregnados de lujuria y embeleso.

... y labia de feriante que la miraba con el ímpetu que reservaba para las chocolatinas Nestlé.

Era una imagen de luz y de esperanza que prometía cosas que sólo existen en las miradas de pocos años.

...y a estados de imbecilidad que ya superó la babosa allá por el pleistoceno

La mujer que me hablaba debía de rondar los sesenta años y vestía el uniforme nacional de viuda devota

Le tendí la foto de nuevo. La portera la contemplaba como si fuese un talismán, un billete de vuelta a su juventud.

La tenue claridad a nuestras espaldas nos precedió como un aliento que apenas conseguía arañar las sombras.

Era difícil determinar si estaba dormido o despierto, porque respiraba como quien ronca.

Su padre es de los que las mata callando.

Mejor, porque así puede usted ponerle la cornamenta sin remordimientos.

Como nos enseña Freud, la mujer desea lo contrario de lo que piensa o declara, lo cual, bien mirado, no es tan terrible porque el hombre, como nos enseña Perogrullo, obedece por contra al dictado de su aparato genital o digestivo.

Le recuerdo que está usted hablando con un profesional de la seducción, y eso del beso es para amateurs y diletantes de pantufla. A la mujer de verdad se la gana uno poco a poco. Es todo cuestión de psicología, como una buena faena en la plaza.  

Se lo digo yo, que en esto de encajar putadas tengo muchísima experiencia:

—Bueno, yo de chavalas también sé un rato. Se lo digo por si un día tiene usted una consulta técnica, ya sabe. Con toda confianza, que para eso soy como un médico. Sin ñoñerías. 

—Alguien dijo una vez que en el momento en que te paras a pensar si quieres a alguien, ya has dejado de quererle para siempre —dije.

—No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce. ¿Por qué será?

El dinero es como cualquier otro virus: una vez pudre el alma del que lo alberga, parte en busca de sangre fresca.

El rector le tenía por endemoniado porque recitaba a Marx en alemán durante las misas. —Signo inequívoco de posesión —corroboró Fermín

Dime, muchacho, ¿has subido alguna vez en un Mercedes Benz ? Julián dedujo que aquél era el nombre del armatoste imperial que el industrial empleaba para desplazarse. Negó con la cabeza. —Pues ya va siendo hora. Es como ir al cielo, pero no hace falta morirse.

...y que no estaba dispuesto a liarse a bofetadas por una cuestión de pudor semántico.

El destino suele estar a la vuelta de la esquina. Como si fuese un chorizo, una furcia o un vendedor de lotería: sus tres encarnaciones más socorridas. Pero lo que no hace es visitas a domicilio. Hay que ir a por él.

...bajo un cielo de ceniza que se comía la luz.

—Hágase cargo de que con una presencia mayormente modesta como la mía, la toilette no baja de noventa minutos.

...cofradía de pigmeos

Todo cambió cuando Gelabert anunció que había recibido un nuevo tipo de material sensible de la factoría de Thomas Edison en Menlo Park, Nueva Jersey, que permitía filmar escenas en condiciones precarias de luz inauditas hasta el momento. Mediante un tecnicismo que nunca quedó claro, uno de los ayudantes de laboratorio de Gelabert había derramado un vino espumoso del género xarelo, proveniente del Penedés, en la cubeta de revelado y, fruto de la reacción química, extrañas formas empezaron a aparecer en la película expuesta 

—La verdad sólo se dice como último recurso,

...parecía una gran peineta hecha de chocolate fundido, y el templo expiatorio de la Sagrada Familia.

—Al contrario. Hablar es de necios; callar es de cobardes; escuchar es de sabios. —¿Quién dijo eso? ¿Séneca? —No. El señor Braulio Recolons, que regenta una tocinería en la calle Aviñón y posee un don proverbial tanto para el embutido como para el aforismo ocurrente. Prosigue, por favor. Me hablabas de esta muchacha pizpireta...

Y usted, Fermín, ¿cómo anda de confesiones? Le advierto que tengo dos años de seminarista.

...como si creyera que con aquel beso podría engañar al tiempo y convencerle de que pasara de largo, de que volviese otro día, otra vida.

...entró a preguntar si teníamos algún libro de Zorrilla, convencido de que se trataba de una crónica en torno a las aventuras de una furcia de corta edad en el Madrid de los Austrias. Mi padre no supo qué decirle pero Fermín salió al rescate, comedido por una vez. —Se confunde usted, caballero. Zorrilla es un dramaturgo. A lo mejor le interesa a usted el don Juan. Trae mucho lío de faldas y además el protagonista se lía con una monja. —Me lo llevo. 

Lo que el florista interpretó como mala leche no era sino la firmeza de espíritu que sólo asiste a quienes, mejor tarde que nunca, han encontrado un propósito a sus vidas y lo persiguen con la ferocidad que da el tiempo derramado en vano.

Los recuerdos son peores que las balas

Las personas estamos dispuestas a creer cualquier cosa antes que la verdad.

Julián hablaba con esa lucidez firme y tajante de los locos que se han librado de la hipocresía de atenerse a una realidad que no cuadra.

¿Sabe el loco que está loco?

...y empezar a creer como él que realmente todos estábamos unidos en una extraña cadena de destinos y azares

—No sé dónde está. —Le voy a pedir que sea algo más específico

...prodigio de discreción


 


La sección de comillas resultó amplia. Es un gusto encontrar autores que están llenos de ellas porque son escasos. Quisiera encontrar en cada libro no solo frases y hermosas palabras del español, como en este caso, sino una buena trama, suspenso e interés. Al césar lo que es del césar, Carlos Ruiz Zafón describe maravillosamente las atmósferas y los pensamientos de los personajes. El narrador está en primera persona, cosa que entiendo, desde el punto de vista técnico, una forma complicada de escribir una novela.

Este libro, al comienzo, a pesar de las frases hermosas, la trama no me atrapó. Pero después, si se le da un compás de espera, se lee muy fácil y rápido, porque logra mantener al lector en suspenso.

Tengo especial interés en Barcelona, es algo que cautiva, porque la trama transcurre principalmente en esa ciudad. Tiene tintes fantasiosos pero es suficientemente coherente como para mantener al lector distraído. 

Me ha tenido pensando la calificación para darle...no es tan bueno como lo venden en los anuncios que leí. Me sorprende que digan que es, después de Cervantes, el libro más leído en España. Me parecería un poco triste y una vara demasiado baja. Personalmente me encanta Santiago Posteguillo o Julia Navarro. Es evidente su formación académica y periodística para ser escritores. Esto lo unen a una amplia investigación del tema a tratar y el resultado son unos libros magníficos. Pues bueno, ¡que ya confesé algunos libros de mi gusto! Por eso esta calificación es muy buena por las frases de efecto y normal a buena para la trama.

Este libro pertenece a una tetralogía. Ya tengo listo el siguiente que es El Juego del ángel. Pienso hojearlo primero para ver si le dedico el tiempo a leerlo. Voy con cierta desconfianza.   

¡Felices lecturas que no se sabe bien dónde ponerlas, aunque tengan frases picarescas!










@@@@@- amor (a la baja, sin mucho convencimiento)


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