Solicito entrevista con José E. Rivera. ¿Usted leyó a Conrad, eee?

 


El corazón de las tinieblas
Joseph Conrad
Libro al viento
190 páginas
Narrativa siglo XIX
Edición 2008

"Desde muy joven, Joseph Conrad se sintió atraído por el continente africano y por las aventuras que, supuestamente, aguardaban a aquellos que tuvieran el valor de adentrarse en la espesura de la jungal, El contacto con la realidad del Congo, colonia personal del rey Leopoldp II de Bélgica, cambió, sin embargo, la situación radicalmente. El sistema esclavista, el estado de terror, barbarie y genocidio instaurado por los representantes del rey belga para asegurar la supervivencia del sistema de control de unos pocos europeos sobre millones de africanos, le supuso no solo experimentar una decepción de las ilusiones infantiles, sino un serio revés en su salud física y psíquica. Esta experiencia africana marcó fuertemente la composición de "El corazón de las tinieblas". Desentrañar la complejidad de esta novela, con un estilo narrativo innovador para su época y una temática claramente ambigua, ha sido objeto y tarea de numerosas propuestas que la han convertido en piedra de toque de algunas de las teorías literarias más destacadas de las segunda mitad del siglo XX:desde el "New criticism" y moralismo formal, a las teorías psicoanalíticas, el feminismo, el postestructuralismo o postcolonialismo, entre otras, en las que, a menudo, se recurre al motivo del viaje; una alegoría mítica con una recreación indirecta del mito del viaje a los infiernos, con una confrontación ética entre el bien y el mal, o con una ascensión espiritual al conocimiento trascendente."

Fresleven era la criatura más dulce y tranquila que haya caminado en dos piernas. (Terminó atravesado por una lanza)

Sus ojos de un azul usual eran quizás sorprendentemente fríos, y sin duda podía dejar caer la mirada en uno con la mordacidad y la pesadez de un hacha.

Hasta el dolor más grande puede en últimas desfogarse en violencia, aunque por lo general asume alguna forma de apatía. 

Y, entonces, de las profundidades de la selva surgió un gemido tan trémulo y prolongado de dolor lastimero y desesperación absoluta que parecía como si la última esperanza hubiera huido de la tierra.
He hecho lo suficiente por ella como para tener el derecho incuestionable para depositarla, si así lo decido, para su eterno reposo, en el cubo de la basura del progreso, entre toda la escoria y, figurativamente hablando, entre todos los gatos muertos de la civilización.

..y luego todo se quedó quieto, en una inmovilidad atenta.

...la presencia invisible de una corrupción victoriosa.

El destino. ¡Mi destino! Es bien graciosa, la vida; ese misterioso arreglo de lógica inclemente para un propósito fútil. Lo más que puede uno esperar de ella es algo de conocimiento de uno mismo -que llega demasiado tarde-, una cosecha de remordimientos inextinguibles. He luchado con la muerte. Es la contienda menos emocionante que se puedan imaginar. Tiene lugar en una zona gris impalpable, sin nada bajo los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor ni gloria, sin un gran deseo de victoria ni un gran temor a la derrota, en una atmósfera atroz de tibio escepticismo, sin mayor e en los propios derechos, y mucho menos en los del adversario. Si ésa es la forma de la sabiduría suprema, entonces la vida es un enigma mucho menos insondable de lo que algunos creemos. Estaba a un paso de la última oportunidad para pronunciarme, y descubrí humillado que probablemente no tenía nada qué decir. 

...sé que es posible hacer que la luz también mienta.



En una novela tan corta es impresionante ver cómo incluye tales descripciones de la manigua, de la selva. La precisión del uso del lenguaje para describir una noche negra en la mitad del Congo, sintiendo el terror que produce estar en medio del territorio de caníbales y no oír absolutamente nada, un silencio atronador en una manigua que se conoce amenazante en si misma. 

Un lugar donde los cuerdos enloquecen, donde los nativos confunden un belga salvaje con una aparición. Donde los pensamientos son desbocados por el alma perversa de la manigua. Agarra a los europeos y los va destrozando a poquitos. Enfermedad, tras enfermedad, espesa manigua que no deja ver a la distancia. Vegetación amenazante con el disfraz bello y verde de la selva.
 
La belleza peligrosa, donde fueron a dar su último suspiro los de la Sociedad para la eliminación de las costumbres salvajes. Donde nunca se supo quién era más salvaje que quién. 
Si los nativos del Congo, o los europeos con la idea de arrasar sin pena con lo que se ponga delante, para conseguir el marfil. 
Los lustrosos, rítmicos y "sabrosos" africanos, tenían una idea muy particular de cadena alimenticia; no se debe desperdiciar la carnecita de los cadáveres de los humanos, vengan de donde vengan. Al parecer las presas blancas tendrían un nada despreciable sabor exótico en medio del Congo.
Peor todo contribuye al aterrador escenario donde los europeos explotan marfil. 

Aquí una reflexión que me viene a la cabeza: Joseph Conrad en el Congo en una época entre 1885 y 1908. Es abrumador sentir que en Colombia la situación estructural de una similar salvaje situación  sucede hoy en nuestro territorio, con la siembra de coca y producción de cocaína. 
La misma salvajada con elementos diferentes pero en esencia lo mismo. 

Y aquí un quién es el creativo que saca de la nada un tema por primera vez. ¿Nadie? ya está todo inventado. 
Me refiero a  La Vorágine 1924, de José Eustasio Rivera 1888-1928. No conozco si leyó a Conrad...1857-1924, Heart of Darkness 1899.

Al escribir estas líneas y, como todo en la vida, encuentro que ya varios han pensado lo mismo... Existen varios artículos tocando el tema.

Hay quien habla de este libro en sentido más profundo. Conrad no describe la selva. Ven en sus descripciones la oscuridad del mundo, la irracionalidad, el mal fascinante, la locura....¿habrá alguien que me comente esto? El corazón de las tinieblas, lado subyacente.

Tal vez Rivera si leyó a Conrad. O con toda seguridad leyó a Conrad. 

La salvajada humana es en esencia la misma y si las circunstancias que la rodean son parecidas, necesariamente parecen lo mismo. Tal parece que Mario Vargas Llosa unió el Congo con el Amazonas en El viaje del Celta.
Entonces estamos frente a la copia de Conrad por Rivera y a la copia de estos dos por Vargas Llosa.

Sin duda La Vorágine es más apasionada que El corazón de las tinieblas. Es Alicia mejor elemento que la sosa novia de Kurtz; es mejor la pasión de Rivera que se ve desde su hermosa primera página.  
La primera página del similar libro de Conrad no hizo que de mi boca saliera una expresión de fascinación.
Aunque me quedo con Rivera, sin duda las descripciones monumentales de Conrad le sitúan el miedo al lector en las coordenadas africanas en medio de los caníbales y su decoración de jardines con cabezas de personas ensartadas en lanzas.
Igual sin duda me entristece un poco al saber que en mi país, la salvajada de la coca produce barbaridades como para que Conrad, Rivera y Vargas Llosa escribieran nuevas y aterradoras novelas.
No somos caníbales, pero tal vez somos algo peor, el dinero de la coca ha contaminado muchas almas. Muchas que más bien parece que son seres vivientes sin alma. Salvajes que hacen palidecer a los caníbales del Congo Belga.

No sé si vaya a leer El viaje del Celta. Espero que la vida me alcance para hacerlo. La vida que ayer supe apreciar mejor. Me tocó esperar, inocente y cándidamente, a alguien por dos horas, bajo el respiradero de una morgue. Porque en esta congestionada ciudad, siempre se está rodeado de desconocidos de los cuales se desconoce su situación. 

Y me tragó la manigua de concreto. 




@@@@ cariño 














Comentarios